En el mundo digital en el que nos encontramos actualmente la brecha de género es una realidad, afectando no solo a esferas laborales o sociales  , sino también a la vida diaria de las casas. Mi propia experiencia es bastante ejemplar de la situación y ofrece un vistazo a la brecha y a su presencia cotidiana. 

Las diferentes habilidades y preferencias tecnológicas de mis padres muestra la evidente existencia de esta desigualdad. Mientras mi padrastro manifiesta una mayor soltura con las tecnologías más complejas (entendiendo el ordenador como una de ellas) debido a su postura privilegiada de acceso temprano por cuestiones laborales, mi madre se siente mas cómoda con dispositivos más llevaderos y simples como el móvil, cuyo uso es mucho más intuitivo. 

Estas diferencias en las habilidades tecnológicas no solo afecta a actividades diarias, sino también al acceso de oportunidades y recursos. Estudios demuestran que son las mujeres las que asumen tareas relegadas en cuanto a las TIC, mientras que son los hombres los que acceden a altos puestos.

Mi madre, al igual que muchas mujeres, encuentra el uso de los ordenadores como un reto. A pesar de sus esfuerzos por modernizarse y adaptarse al mundo actual, su falta de nociones básicas no le permite desarrollar habilidades más complejas en el campo de las TIC. En cambio mi padrastro, cuyo primer contacto se remonta a cuando era joven, puede navegar por la red con facilidad y confianza. 

Es también interesante conocer cómo los algoritmos perpetúan esta brecha digital de género, reconociendo las fotografías y asociando a los rostros femeninos contextos como la cocina, el cuidado del hogar y las compras. Incluso las propuestas de trabajo ofertadas a las mujeres mediante páginas o aplicaciones para encontrar empleo se ven sesgadas debido a este refuerzo de las desigualdades. 

Enfrentar esta problemática que a tantas mujeres como mi madre es complicado, pero urgente. Proporcionar una educación inclusiva y accesible en tecnología desde una edad temprana asegurando las mismas oportunidades para todos, sin diferencias de género, raza o clase social, debería ser un compromiso para la sociedad actual. 

Promover la participación activa de mujeres en campos donde esté presente la tecnología con diferentes roles, como el liderazgo, la creación y el desarrollo de nuevas soluciones tecnológicas también combatiría el problema, creando espacios seguros y empoderadores para las mujeres en el mundo digital.

En conclusión, fomentar un ambiente de aprendizaje y colaboración donde se forme y capacite a las mujeres de nuestro entorno en el uso y comprensión de todo tipo de tecnologías, así como a grupos que se encuentren en situaciones de desigualdad debe estar en el orden del día. 

¡Reducir la brecha digital debe ser un must!