Quién nos ha visto y quién nos ve

    Noa Varela Prieto
    Por Noa Varela Prieto

    Por Noa Varela Prieto hace 122 días:

    “Sin ser gran fan de la tecnología en la edu. puedo decir firmemente que metodologías innovadoras como esta tendrán resultados muy positivos.”

     

    Nuestra compañera Mar Candal me respondió a un tweet hace unos días que decía lo siguiente: De verdad que admiro tu gestión del tiempo Noa, aún estando en la peor época académica consigues sacar tiempo para escribir un montón!!

    Pues bien, nunca he sido una persona constante, al menos no tanto como me gustaría, ni tanto como nuestros padres y/o nuestro entorno nos han podido exigir a lo largo de nuestra vida. Incluso nuestros/as maestros/as. 

    A pesar de ir a contrarreloj, considero que todas mis compañeras y yo hemos hecho un gran esfuerzo para seguir con el ritmo exigido, y sin duda esto puede visualizarse a través de lo que hemos creado en Stellae. Un Entorno Personal de Aprendizaje, ¿os suena? Estoy segura de que sí.

    Cierto es que muchas de nosotras y, por supuesto, me incluyo, no sepamos establecer una definición precisa acerca de cada uno de los tantos conceptos a los que le hemos dado vida durante todo este periodo, pero sabemos que la esencia de la comunicación radica en el intercambio de ideas -hablando de una forma general-. Por supuesto que debemos tener constancia de estos términos hacia un futuro -próximo o lejano- pero es indudable que, si bien conocer las definiciones exactas puede ser útil en contextos académicos y técnicos, en la vida cotidiana lo más importante es tener y desarrollar la capacidad de transmitir el significado y la intención detrás de las palabras. Es necesario saber a quién nos estamos dirigiendo. En mi caso, puedo explicarles a mis padres y a mis amigas -gracias a todo lo aprendido en clases expositivas e interactivas, además de en Stellae con el proceso de E-A de mis compañeras- los términos que hemos analizado e interiorizado en este transcurso. Puedo comunicarme con ellas basándome en una comprensión mutua, aunque no en la perfección terminológica. Pero ellas pueden entenderme, y yo a ellas. Al fin y al cabo, no siempre tendremos a nuestra disposición la terminología precisa en todas las situaciones, y la capacidad de explicar (nuevos) conceptos empleando nuestro propio entendimiento y lenguaje es una muestra de adaptabilidad y flexibilidad. Este uso flexible del lenguaje hace que, en muchas ocasiones, tengamos un aprendizaje significativo y duradero, tanto para quien lo enseña como para quien lo aprende. En nuestro caso, ambas. 

    En lo referido a mis producciones por la red social Stellae, me gustaría destacar ciertos factores.

    Considero que, durante este cuatrimestre, a pesar de estar al borde del colapso debido a la carga de trabajo de todas las materias, me siento orgullosa de mi implicación en la materia de Tecnología Educativa. En twitter, a pesar de que el formato de este aspecto precise hacer hincapié en sus puntos de mejora, pude compartir ideas y crear nuevos debates con mis compañeras, retroalimentándonos entre iguales (feedback). 

    A través de los comentarios que recibí y que realicé a mis compañeras de aula, pudimos extraer y compartir nuevos aprendizajes, y nuevas formas de expresión y entendimiento de los conceptos vistos con anterioridad, y también de términos nuevos. Se podría decir que es lo más parecido a estar “perdida” con la materia de una asignatura y preguntar por WhatsApp a un compañero si te puede enviar un audio explicándote los contenidos -por cierto, gracias Raúl- porque sabes que habláis el mismo idioma, y que os vais a entender. 

    Asimismo, considero que en lo referido a las producciones de mis blogs, pude abrir y traspasar horizontes investigando otras realidades a través de una gran variedad de recursos. Esto, aunque nos aportaba una gran libertad a la hora de las lectura y de las subidas de contenido, también llevaba de la mano una mayor (auto)exigencia hacia la (auto)gestión y hacia la responsabilidad de realizar trabajos académicos. 

    Considero que, en todo lo anteriormente mencionado, me he dejado la piel -y, sin duda, algunas lágrimas por el agobio- para poder sentirme realizada. Espero que esto pueda mostrarse no solo a mis profesoras, sino también que les llegue a mis compañeras, que me han visto crecer durante estos tres años no solo académicamente, sino también en el ámbito personal.

    Esta red social, “sin ser yo una gran fan de la tecnología en la edu.” es una gran propuesta para compartir nuestras producciones. Como una gran conversación donde intercambiamos experiencias personales de la mano del uso de una terminología académica. Desde mi perspectiva, es una herramienta que mejora el entendimiento y el intercambio de conocimiento. 

    En cuanto a la realización del proyecto de formación online, aunque nos haya dado algún que otro dolor de cabeza, sin duda es una gran oportunidad para nuestro desarrollo como pedagogas, y como futuras profesionales de la educación. No solo pudimos hacer un uso de las competencias adquiridas en esta materia, sino que nos dimos cuenta de que, aunque no lo supiéramos en un primer momento, durante estos tres años hemos adquirido e interiorizado múltiples conocimientos para poder realizar de forma óptima este trabajo a través de las diferentes materias cursadas. Es decir, no hemos realizado tan solo un aprendizaje desde un marco teórico, sino que hemos hecho un empleo de una manera teórico-práctica. A través de la creación de contenidos y la exploración de diferentes herramientas digitales y desde una perspectiva pedagógica, ha contribuido a un desarrollo de mi interés en busca de una educación en línea por y para todas. 

     

    Al fin y al cabo, la iniciativa es primordial. Sin iniciativa no hay acción. Sin acción no hay cambio.

     

    A través de esta materia también he podido concienciar(me) acerca de las tantas problemáticas que existen en las sociedades desde una perspectiva tecnológica, pero sobre todo desde una perspectiva tecnológica-social. Estos conocimientos han sido de gran ayuda y he podido realizar un empleo de ellos en mi transcurso del Prácticum I, dada mi elaboración de un proyecto (e-Volución) para lograr una concienciación de las personas usuarias del centro acerca de la presente necesidad de adaptarnos a los constantes cambios que sufre la sociedad, así como sus ciudadanos/as. En este caso, otorgando las primeras pinceladas para que puedan darse la oportunidad de tomar decisiones y propiciarles cierto grado de autonomía con respecto a las (nuevas) tecnologías, en específico, del uso y manejo de los teléfonos móviles. 

     

    Sin duda, la constancia -como la vida misma- es algo terriblemente difícil y muchas veces debemos empezar desde el principio todos los días. El esfuerzo es constante, agotador, pero vale la pena.

     

    La dinámica de esta materia me ha servido para retarme a mí misma todos los días, y aunque tenga mis puntos a mejorar, considero que he podido superarme blog tras blog y comentario tras comentario hacia una mejora para convertirme en una mejor pedagoga. He podido traspasar la frontera de grandes miedos que me acompañan día a día desde que empecé la carrera, como el hablar en clase. He sido quien de salir de mi zona de confort y combatir miedos, y también me gustaría dar las gracias a mis compañeras por todo el feedback que hemos dado y recibido al cabo de estos meses, y a las profesoras por ofrecernos la oportunidad de hacerlo.

     

    Quién nos ha visto y quién nos ve. 

     

    A un año de acabar la carrera y fortaleciendo y desarrollando nuestro conocimiento, nuestro pensamiento crítico. Haciéndonos preguntas y tratando de buscar las respuestas. Realizando un uso de la palabra y siendo conscientes del poder que tienen estas, educando con ellas. Abrimos las puertas hacia perspectivas y oportunidades de mejora para nuestro futuro en el campo de la educación. 

     

    ¡Para nuestro aprendizaje vital!

     

    Como bien expreso en mi blog “Mamá, es que… yo no quiero ser tan solo un número” debemos entender que la (auto)evaluación  debe de ser en sí misma crítica en clave de mostrar cómo avanzar el conocimiento, exponer cómo convertirlo y (trans)formarlo en algo personal y significativo. ¿Acaso no es lo que hemos realizado entre todas, tanto de una forma individual como colectiva? En clave pedagógica, se debe entender la evaluación como una mirada profunda y una reflexión a lo que haces, el por qué lo haces, para qué y cómo. Es decir, que una evaluación nos permita darnos cuenta de qué sabemos, de qué estamos aprendiendo y, por supuesto, darnos cuenta de ello (Borjas, 2014). 

    La competencia digital que estamos desarrollando no es tan solo un requisito que debemos interiorizar para un tiempo estático, sino que debe (trans)formarse en un proceso dinámico, en algo que nos acompañe en todo nuestro transcurso vital. Es una gran herramienta y debemos hacer un buen empleo de ella, siendo conscientes de que la tecnología (en general) y la tecnología de la educación (en particular) es un ámbito que se encuentra en continuo proceso de cambio, y sus profesionales -y, en general, las personas- deben encontrarse en un persistente proceso de adaptación para evolucionar con ella. 

     

    Pocas veces me doy cuenta de lo exigente que estoy siendo conmigo misma, y aunque no sea un recurso al que se recomienda acudir, me veo desde los ojos de una Noa de 10 años y me doy cuenta de lo orgullosa y fascinada que estaría de la persona que soy y en la que me estoy convirtiendo, tanto personal como académicamente hablando. 

    Algunos días con eso me basta para sentirme bien, conmigo misma y con otras.

    Y está bien. 

     

    Referencias Bibliográficas

    Borjas, Mónica. “La evaluación del aprendizaje como compromiso: una visión desde la pedagogía crítica”. Rastros Rostros 16.30 (2014): 35- 45. Impreso. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6515582.pdf

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